DOS AÑOS DESPUÉS…EN ITALIA
SÁBADO, 29.08.59
Domingo, 30.08.59
RECORD MUNDIAL DE PROFUNDIDAD.
Nápoles, 29.- Submarinistas napolitanos han establecido el record mundial
de profundidad en el agua con un aparato “Aqualung”.
Cesare Olgiai, de 39 años, ha sido el que ha descendido a más
profundidad, llegando a 131,35
metros .
Ennio Falco, de 28 años, llegó a una profundidad de 130,35 metros .
Alberto Novelli, dirigente e inventor del aparato “Aqualung” (pulmón
acuático), empleado por el grupo, alcanzó la misma profundidad, pero, debido a
una equivocación, no dejó prueba de
ello.
No existía record mundial alguno para la inmersión con el “Aqualung”. El
norteamericano Hope Root y el francés Maurice Fargues perecieron ahogados
en 1953 y 1947, respectivamente, en
tentativas por establecer un record de inmersión en profundidad sin respirar,
con 41 metros .
(1) Alfil.
Fuente: El
Mundo Deportivo. Domingo, 30 de Agosto de 1959. Pág. 2.
Nota.
(1) Ambos
buceadores pretendían descender más allá de los 120 metros , resultando
Fargues ahogado por el efecto de la narcosis de las grandes profundidades, se
le desprendió la boquilla, resultando su cuerpo no obstante recuperado al ir
atado con una cuerda de seguridad, mientras que Root pasó ampliamente la cota
anterior de los 120
metros y se perdió su rastro alrededor de los 160 metros , pues era
seguido por el radar, al no estar atado por precaución , su cuerpo desapareció
en las profundidades. Ver capítulo al final de este escrito
Domingo, 01.11.59
UN RECORD DE PROFUNDIDAD EXTRAORDINARIO. ¡¡130 METROS¡¡.
Tres italianos han logrado descender a dicha profundidad, batiendo el
record del mundo.
Fuente: El
Mundo Deportivo. Domingo, 1 de Noviembre de 1959. Pág. 8.
Nota. El
texto es el mismo que el publicado en CRIS, revista de la mar. nº 10 Noviembre
de 1959. Págs. 16 y 17.
OTROS PERIÓDICOS:
Miércoles, 30.09.59
EN EL GOLFO DE NÁPOLES.
ES CONSEGUIDO UN NUEVO “RECORD” DE PROFUNDIDAD ACUÁTICA.
Tres buceadores italianos alcanzaron los 131,35 metros .
Fuente: La Vanguardia Española.
Miércoles, 30 de septiembre de 1959. Pág. 27.
Nota. Es
extraño que La
Vanguardia Española , comunicara esta noticia casi con un mes
de retraso, y curioso que sea el club CIAS, el que avisa al periódico del
acontecimiento.
OTRAS FUENTES:
CRIS, REVISTA DE LA MAR.
UN RECORD DE PROFUNDIDAD EXTRAORDINARIO, 130 METROS .
TRES ITALIANOS LOGRAN DESCENDER A 130 METROS , BATIENDO EL
RECORD MUNDIAL.
“Sin temor a pecar de inmodesto, creo que pocas personas pueden hablar de
lo extraordinario de esta inmersión como
puedo hacerlo yo. Por años que pasen, y han pasado ya dos desde aquel día de 30
de septiembre de 1957, en el que
conseguí alcanzar por primera vez en la historia del buceo con
escafandra, la cota de los cien metros; por años que pasen, repito, no podré
olvidar los momentos de angustia que pasé cuando, a partir de los ochenta
metros, preso de fuerte narcosis o borrachera de las profundidades, alcancé el
final del cable donde estampé la contraseña que certificaría mi inmersión. A
pesar del tiempo transcurrido lo recuerdo con asombrosa precisión…El fuerte
zumbido en mi cabeza, la sensación de dejadez y falta de fuerza en mis manos y,
finalmente, ya a la profundidad de cien metros y después de haber firmado,
aquel momento de desespero y temor cuando, perdida la visión, seguramente
debido a la intoxicación por el oxigeno, abandoné el fondo nadando
desesperadamente hacia la superficie. Y tampoco podré olvidar los largos
minutos de descompresión, cuando, colgado a tres metros de la superficie, en
unas aguas transparentes y llenas de luz, recibía las primeras felicitaciones
de mis compañeros por haber conseguido establecer un nuevo record del mundo de
profundidad.
Estaba orgulloso de mi record y lo estoy aún. Mucho se ha hablado de los record
de profundidad. Hay quien pretende desvirtuar su mérito diciendo que no llevan
a ningún fin práctico ni útil.
Yo reconozco hasta cierto punto esta opinión, y reconozco también los
peligros que encierran, pero al mismo tiempo me pregunto a mi mismo y también a
aquellos….¿qué diferencia hay entre un record de profundidad y un record, por
ejemplo, de salto de altura?.¿Qué utilidad, que fin práctico demuestra el hecho
de que un atleta consiga con un esfuerzo considerable y agotador saltar una
altura de 1,90 metros ,
rebasando el anterior en dos centímetros?. A mi entender, ninguno. Pero, sin
embargo, se premia al atleta y se le colma de honores. ¿Por qué? Porque hay
muchas cosas en esta vida que hacemos sin perseguir otra finalidad que el afán
de superación en nuestras actividades,
en este caso deportivas.
No hace mucho leímos en la
Prensa que dos escaladores españoles habían conseguido
escalar las montañas Dolomitas por su cara Norte, después de desafiar grandes
peligros y arriesgando su vida.
Ya en la cumbre encontraron a un grupo de amigos que les felicitaron por
su hazaña. Estos amigos habían trepado por la vertiente Sur, mucho más
accesible y menos peligrosa, ¿Qué utilidad práctica reportó esta dificilísima
escalada? Ninguna; pero, sin embargo, todos los españoles nos sentimos
orgullosos de la hazaña llevada a cabo por dos compatriotas. Habían demostrado
que su técnica y resistencia habían vencido todas las dificultades de tan
peligrosa ascensión.
En un record de profundidad son muchos los obstáculos que hay que
superar. La temible narcosis o borrachera de las grandes profundidades, la
posible intoxicación por las fuertes concentraciones de oxígeno que se respiran
a la enorme presión de cien metros de agua, la baja temperatura del fondo, la
oscuridad casi impenetrable de la inmensidad submarina, el miedo a lo
desconocido y, ¿Por qué ocultarlo?.... el miedo a la soledad (en mi caso, a
diferencia de los italianos, bajé completamente solo).
Victimas de estas dificultades dos hombres perdieron su vida en
anteriores intentos. Yo conseguí superar todos estos obstáculos y alcancé los
cien metros de profundidad bajo el control de la Escuela de Buzos de la Marina Española …,y
es precisamente por conocer todas las dificultades que llevan consigo estos record
por lo que he calificado y califico de extraordinaria y asombrosa la inmersión
de los tres italianos que, en aguas del golfo de Nápoles han alcanzado los 130 metros de
profundidad.
Y mi asombro no tiene límites cuando al leer en una revista italiana los
detalles contados por uno de los tres buceadores, éste no menciona siquiera
haber experimentado el más ligero síntoma de borrachera de las grandes
profundidades.
¿Habrán quizá encontrado el sistema de evitarla modificando la
composición normal del aire comprimido? Es posible que algún día lleguemos a
saberlo en bien de la técnica submarina internacional.
El record del mundo de inmersión con escafandra autónoma quizá haya
dejado de pertenecerme….pero siempre queda el consuelo de pensar que fui yo, un
español, el primer hombre que alcanzó los cien metros de profundidad”.
Fuente:
CRIS, revista de la mar. nº 10 Noviembre 1959. Artículo por Eduardo Admetlla.
Págs. 16 y 17.
EN ITALIA
DICEN:
MONDO SOMMERSO. (OTTOBRE DE 1959)
EL NUEVO RÉCORD MUNDIAL DE
PROFUNDIDAD
130 METROS ......
PERO NOVELLI NO DEJA LAS HUELLAS (EL
TESTIGO)
Sábado, 29.08.59
El
inventor del aparato que ha permitido la extraordinaria inmersión, el maestro,
el organizador del récord, por un banal olvido no se podrá llamar campeón del mundo.
Los cinco
minutos de la víspera
NISIDA. Era casi oscuro, y no porque fuese tarde.
Eran las 11,35, el sol resplandecía alto, pero a 130 metros de
profundidad, bajo el nivel del mar, la visibilidad era casi nula. Hizo falta
acercar el reloj a la máscara para poder apenas leer las cifras fosforescentes.
La luz ya desapareció a 30
metros .
El agua
era fría. Máximos unos 12 grados. El frío se notaba a pesar de llevar puesto el
traje de neopreno.
La mano
de Alberto Novelli estaba apretada alrededor del cable de acero, tenso entre
una gran boya cilíndrica y un “salmón” (lastre) de 2 quintales de plomo. Cerca
de él estaba la etiqueta de color amarillo, con la señalización del n. 130.
Habría tenido que pincharla con las pinzas que tenía atadas alrededor de la
muñeca, un par de pinzas parecidas a las que llevan los revisores en los
trenes, de chapa cuadrada. Pero pareció haberse olvidado.
La gran
piedra, que tomó para lastrarse, lo precipitó como un cohete en una caída
rapidísima. En aquella noche a los 130 metros de profundidad, bajo una columna de
agua de 14 atmósferas, los pensamientos más graves agitaron su mente...
Pocos
minutos antes, desde a bordo del remolcador S. Bartolomeo, los jueces, el
jurado, los operadores de la TV
vieron a los tres hombres doblarse y desaparecer bajo el agua. Luego quedaron
sólo las burbujas. Una después de la otra, casi rítmicamente, las burbujas
empezaron a subir desde el fondo para venir a romperse en superficie. ¡Y
continuaron así durante una hora y dieciochos minutos!
Las
burbujas son una señal de tranquilidad para quien mira y sobre todo para Genaro
Esposito, el fiel marinero de los tres submarinistas, que ha venido a
asistirlos con su barco” el San Clemente
II. Desde un año que las vigila y no admite, que se habla “cuando los chicos están
bajo.”
“Pero qué
hacen Cesare y Ennio?” siguió preguntándose Alberto Novelli, inmóvil a 130 metros de
profundidad con el corazón en agitado. Llegó por primero con poco segundos de
antelación sobre los compañeros Cesare Olgjaj y Ennio Falco; pero a aquella profundidad los segundos
tienen el valor de minutos.
El
retraso de los dos compañeros fue una cosa tan insólita que no podía estar
sereno. Más allá de toda el agua, turbia por las suspensiones procedentes del
fondo fangoso, le impidió divisarlos.
Por fin
Olgjaj aparece. Marca con las pinzas la etiqueta y se para al lado de Novelli.
Mientras tanto Falco no se ve.
Alberto
sigue teniendo los ojos fijos hacia arriba, tratando de en vano por avistar a
Falco a través aquella cortina neblina. Pero de repente desde la oscuridad
aparece Ennio, nadando demasiado lentamente y en una posición insólita,
erguido, con los pies hacia abajo.
“¿Pero
qué pasa? ¿qué has hecho? “alarmado Alberto le pregunta con un gesto de la
mano.
Ennio le
contesta casi acercando el índice al pulgar. Alberto cree erróneamente de
entender que el amigo ha quedado con poco aire en las bombonas. Por
consiguiente tiene solo un pensamiento: salvarlo. Verifica que haya marcado la
tarjeta, luego agarra a él y a Cesare por un brazo y los empuja, sin dejarlos,
hacia arriba, a una cuota de seguridad.
A 150 metros de distancia
del remolcador San Bartolomeo estaba anclado el “Proteo”, un barco-apoyo de la Marina Militar. Si
alguien de nuestros submarinistas hubiera tenido un ataque por embolia, una lancha
motor veloz de la Marina
lo hubiera transportado de urgencia en la cámara de descompresión a bordo del
“Proteo.”
Sobre las
burbujas, el barco conducido por Gennaro, ondeó con delicadeza, como para no
molestar los de abajo. Y fue justo Gennaro, cuando las burbujas se volvieron
una gran mancha blanca, a anunciar que ya “los tres chicos” estaban remontando.
Ahora
empieza la monótona calma de la descompresión. A cuota 20 Alberto, Cesare y
Ennio encuentran tres bombonas llenas atadas a un cabo; se libran de las que llevan encima y efectúan
el cambio.
Es
entonces cuando que Ennio logra asegurar a Alberto; su gesto no significó falta de aire. Bajó tan
lento porque, estando constipado, no logró compensar bien. ¡Ya está! Ahora
Alberto está tranquilo, pero pobre de mí, desvanecida la ansiedad por su amigo,
entra otra preocupación: ¡justo él que
ha sido el primero en llegar a los 130 metros de profanidad no ha marcado la
etiqueta/placa de verificación/control! Ahora recuerda todo pero es demasiado tarde.
¡Él que
ha ideado el nuevo regulador, que ha hecho de maestro a los otros dos, que ha
organizado el récord, será el único de los tres a no poderse llamar campeón del
mundo!
No veo la
hora de alcanzarlos. Cuando el Presidente de la Comisión de Control,
Michele Lisi, me lo permite, me tiro al agua y bajo a 20 metros . Tienen las
caras afligidas. Aprieto sus manos. Alberto me hace en seguida señas de no
haber marcado. Ennio indica el fondo y me enseña la muñeca que ya no tiene el
reloj de profundidad. Cesare me hace señas que al suyo le ha estallado el
cristal. Están negros. El disgusto para Alberto, el mejor de todo ellos, es
demasiado grande.
A las
12,50 después de una hora y dieciocho minutos de la inmersión, un estruendo de
aplausos saluda las tres cabezas que emergen del nivel del agua. Objetivos
alcanzados. ¡Ninguna huella de cansancio sobre aquéllas caras, superado el muro
de la muerte! Colorido normal, ningún dolor de cabeza ni desmayos.
Sobre las
actas de la Comisión
de Control, está registrado que “después de haber constatado, a la recuperación
del cable, que el marcado de los carteles/placas a metros 130,035 y 131,035,
corresponde respectivamente a las señales redondas y triangulares de Falco y de
Olgjaj, y que falta el testigo cuadrado de Novelli, los tres submarinistas se
han declarado listos a repetir la inmersión.” Sólo preguntaron una hora y medio
de descanso por desgasificarse. Pero ya que el “Proteo” tuvo que echar ancla el jurado no se atrevió
en autorizar una segunda inmersión a aquella cuota sin la vecindad de una
cámara de descompresión.
¡Han
subvertido todas las leyes de fisiología, válidas desde los doscientos años a
esta parte! Dijo Duilio Marcante, director de la Escuela de Submarinistas
de Nervi y Comisario Federal. “¡Estos chicos no siguen los tablas de
descompresión reglamentaria! Se toman el lujo de llegar a 130 metros , y sólo hacen
una hora de descompresión. Los tiempos por ellos observados se refieren a
índices desconocidos a las Marinas Militares de todo el mundo.
RENATA FALANGOLA
Fuente: Articulo publicado en la revista Mondo Sommerso, Ottobre 1959.
Págs. 11,12 y 13
Traducción por Piero Sorba.
En el
mismo artículo y en recuadro:
COMO HAN
BAJADO:
Para
batir el récord mundial de profundidad con auto-regulador a aire atmosférico,
Cesare Olgjaj, Alberto Novelli y Ennio Falco han usado los aparatos
“Explorer-Standard” ideado por el mismo Novelli. Los tres aparatos fueron de
doble bombona y contuvieron cada uno veinte litros de aire comprimido a 180
atmósferas. Habían sido cargados en el
Parque de Rescates de la Marina Militar. La bajada empezó a las hora
11,32. El tiempo empleado para alcanzar los 131 metros ha sido de 3
minutos para Alberto Novelli, 3 minutos y medio aproximadamente para Cesare
Olgjaj y 4 minutos aproximadamente para Ennio Falco. Después de una breve
permanencia a aquella cuota, los tres
remontaron a 30
metros de la superficie y permanecieron 1 hora y 10
minutos para la descompresión. La emersión tuvo lugar a las 12,50 horas. A
veinte metros, los tres plusmarquistas han encontrado las tres bombonas llenas
de aire y atadas a un cabo y han efectuado el cambio de las mismas.
RENATA FALANGOLA
Articulo publicado en la revista Mondo Sommerso, Ottobre 1959. Pág. 12
Traducción por Piero Sorba.
MONDO SOMMERSO.
ALGUNOS ESCRITOS DE LOS BUCEADORES
ITALIANOS
Falco
y Novelli
Nos
cuentan
CON LAS
BOMBONAS VACIAS EN LA TRAMPA
DE CORAL (En el recuadro)
Esta es
la primera de una serie de aventuras vividas y contadas por los más famosos
campeones submarinistas italianos y extranjeros, que la revista Mundo Sumergido
irá publicando en el curso de los próximos meses.
Empezamos
con Ennio Falco y Alberto Novelli, que desde el 19 de septiembre 1956 detienen
con 41 metros
de profundidad el primate mundial de inmersión en apnea. Falco y Novelli,
compañeros inseparables, son napolitanos y pertenecen al circulo subacuatico
Máximo d’Asta. Desde un cierto tiempo se dedican exclusivamente a la pesca del coral
que recogen a grandes profundidades, utilizando un regulador inventado por
ellos, que permite bajar hasta los 120 metros de profundidad. Pero dejamos ahora
la palabra a Novelli:
Estamos
en Cerdeña, a Capocaccia (Cabo de caza). Gennaro, el barquero de los
movimientos lentos y mesurados, pasa las bombonas, los reguladores. Falco y yo
nos aprestamos a una enésima inmersión en busca de coral. El día es gris, la
mar movida. En nuestros trajes de buzos negros listados de amarillo, nadamos
lentamente mientras nos enganchan los reguladores. El ojo atento de Gennaro nos
sigue. No pierde ni un nuestro
movimiento. Estamos listos: levantamos una mano. Gennaro nos da las antorchas,
las redes, las piquetas. Luego damos una mirada al reloj de muñeca y rápidos
nos hundimos. El agua limpia permite a
Gennaro seguir nuestros movimientos por una decena de metros más de profundidad:
del barco todavía se ve el color amarillo de nuestras bombonas. Después ya no
se ve nada. Plaf, plaf, plaf... llegan ahora en superficie las burbujas de aire
única señal de nuestra presencia.
Empieza
así la aventura: yo adelante, y algo apartado, Falco. A treinta metros
avistamos la embocadura de la gruta: no es muy amplia y uno a la vez podemos
entrar. Los primeros metros adentro el agua es todavía clara, casi
fosforescente. Es un espectáculo emocionante. De repente las paredes se
extienden: tenemos la sensación de haber pasado de un callejón cerrado,
estrecho, a una gran plaza. Ahora está oscuro por completo. Encendemos las
antorchas: el rayo de luz se proyecta hacia adelante por tres o cuatro metros.
El espectáculo que se presenta a nuestros ojos es irreal. Parece estar en un
templo estilo barroco, de una riqueza fabulosa, creado por la mano de Dios.
Todavía hoy Falco y yo tenemos delante nuestro ojos aquella gruta como una de
las visiones más extraordinarias que nos haya sido dado de contemplar en muchos
años de exploraciones subacuáticas. La luz de nuestras antorchas, reflejaba las
paredes de la cueva. En ella, todo alrededor se abrieron nichos de diferente
forma y tamaño, se trataba de otras embocaduras que se adentraban más al
interior, en el corazón de la montaña. En estos nichos, parecidos a
estalactiticos, bajaban ramas de coral que, solamente en el rasgo iluminado por
nuestras antorchas, nos aparecieron en su color rojo. Los pulpos blancos como
inflorescencias fantásticas, se movieron con los movimientos de la corriente.
Lista la
piqueta y la red, empieza nuestro trabajo. Las ramas de coral, partido, caen en
las redes. Y mientras tanto avanzamos. Preso por la emoción de la búsqueda, nos
introducimos en otras grutas; como un
laberinto. Una gruta se entrelaza con otra, cada vez más a dentro, cada vez más
a dentro.
De
repente me giro: no veo a Falco. Probablemente ha entrado en otra gruta,
pienso; y continúo, el coral es bonito,
la red se está llenando rápidamente. Una mirada al reloj: han pasado veinte
minutos. La autonomía de la bombona es de cuarenta, cuarenta y cinco
minutos; se puede continuar todavía.
Parece que la gruta no acabe nunca, parece una galería bajo una montaña. Una
manada de lobinas se desliza a gran velocidad cerca de mí, pero no les hago
caso. Ahora es el coral que me interesa. Y es muy bonito, de óptima calidad.
Los peces casi alentados vuelven atrás, se acercan a observar este extraño ser
que no conocen y que ha entrado en su mundo.
Todavía
tengo diez minutos de aire
La red
ahora está llena, y decido volver; han
pasado ya treinta minutos. Para hallar el camino de vuelta tengo que seguir las
paredes, orientándome sobre las huellas del coral partido anteriormente.
Continúo cauto, tratando de no perder aquel único camino que puede conducirme
hacia la salida. Ya he recorrido un centenar de metros, he salido de una gruta
y me he introducido en otra. Debería ser la que lleva a la cueva central dónde
nos hemos encontrado a la entrada. Pero de repente la luz de la antorcha se
hace más débil, cada vez más débil: una mirada al reloj, treinta y cinco
minutos. Luego la luz se apaga.
Es
oscuridad total. Tengo un instante de extravío. Espero lograr reencender la
antorcha pero cada tentativa es vana. No tengo que perder tiempo, se que me quedan
alrededor una decena de minutos de autonomía. Y recurro a todo mi autocontrol.
Tengo lograr que mis nervios estén absolutamente en su sitio. Sigo adelante, a
ciegas... No sé lo que ha sido en aquel momento a guiarme. Quizás el instinto.
Ciento vente, ciento treinta metros continuando
así en la oscuridad. Y los minutos pasan, lentos, pero pasan... Por fin un
rectángulo, pequeñísimo, comparece arriba: un rectángulo de luz. Me dirijo
veloz hacia la salvación, la luz, el sol. A medida que me acerco el agua se
hace más clara. Puedo leer la hora; desde el momento que se ha apagado la antorcha han pasados cinco
minutos, y todavía hay aire en el regulador, aquel tanto que basta ya para
poder salir, para poder estar junto al barco que me espera.
Pero
Falco todavía no ha salido. Al lo sumo
podrá tener todavía unos cinco minutos de autonomía. ¿Qué hace? Este
pensamiento me pone en agitación. Pero de repente emerge también Falco. Está’
en superficie. Por algunos segundos no habla. “Ya no tenia aire” dice, he absorbido lo ultimo que me quedaba justo al
salir de la gruta, luego reteniendo la
respiración he hecho este último tramo hacia la salida.”
“Adónde has ido?”, pregunto conciso; “¿por qué no me has seguido? ya no te vi
junto a mí.
Pero
Falco no contesta enseguida: me hace señas con la mano que no puede, que tengo
que esperar; y sigue respirando
intensamente, jadeando. Está pálido, completamente sin aliento.
Pero yo
quiero saber que le ha sucedido. “¿Y entonces? insisto. “Tú de repente has doblado a mano izquierda” por fin contesta, “y yo he continuado por la
derecha. Vi un punto donde el coral era
espeso. Me he dirigido hacia el. Y así he seguido para bastante tiempo. Era
una gruta bella, ancha, aún más de la anterior y había unos colores increíbles,
gorgonias ramificadas de los tintes más diferentes. De repente me he percatado
que el aire afluya meno. Había pasados
treinta y cinco minutos y tuve que apresurarme en volver. Pero me había
introducido bastante en el interior y sabía que me quedaba mucho camino
por recorrer hacia la salida. De todas
maneras lo he conseguido.”
El tiempo
corre pero Falco va despacio
Buscando
de respirar al máximo el aire, con movimientos lentos, con un gran autocontrol
y sin perder nunca de vista el único sendero que pudiera reconducirlo también a
él hacia la salida de la gruta: el coral ya partido sobre las paredes, también
Falco logró llegar con el regulador hasta la embocadura de la gruta. Si hubiera
tardado mas, si hubiera perdido el camino de vuelta, el aire ya no le habría
bastado, aunque hacer los últimos treinta metros en apnea, para él no es una
misión imposible. Cuando emergió al aire libre, al sol, había
pasados exactamente cuarenta y cinco minutos.
Entregamos las redes a Gennaro: las ramas de coral, rojo, ahora brillan a
la luz del sol. Son guapísimos, del la mejor calidad que se puede encontrar en
Italia. “Pesarán unos quince quilos”, dice sopesándolos con la mano Gennaro.
Son las primeras palabras que salen de su boca después muchas horas.
Publicado en la revista Mondo Sommerso. Septiembre 1959. Págs. 16 a 19
Traducción de Piero Sorba.
Nota. En el
presente escrito, por lo demás dedicado a la pesca del coral, se comenta sobre un nuevo regulador para
bajar a 120 metros .
QUE ES Y
COMO FUNCIONA EL “EXPLORER ESTÁNDAR, EL APARATO CON EL CUAL ALBERTO NOVELLI HA
LLEVADO LA REVOLUCIÓN EN
EL CAMPO DE LOS REGULADORES A AIRE.
IDA Y
VUELTA EN UNA HORA Y UN CUARTO
DE ENRICO
MARUSSIG
El
autorregulador “Explorer” ha sido ideado
y construido por el médico Alberto Novelli en tres diferentes versiones: Explorer, El Explorer Major y El Explorer
Minor. La descripción que sigue se ocupará del Explorer, el aparato con el
cual se ha batido, sábado 29 de agosto
el récord mundial de profundidad con regulador a aire y que esta destinado a
una mayor difusión: al final serán ilustradas las diferencias que hay con los
otros dos tipos.
El
Explorer, a parte de las bombonas y del reductor común a todos los reguladores,
consta de tres partes principales:
a) el regulador en si mismo;
b) la boquilla de inspiración y expiración;
c) el tubo de salida con válvula termínale a
pico de pato.
A
continuación, en detalle, la descripción
del aparato y su funcionamiento.
¿Cómo actúa el regulador? El aire es aspirado a
través de la válvula (5) que se encuentra en el fondo de la valva (2), bajo el
perno. Viene a través de un tubo de goma, flexible pero El regulador se
cerciora al cuerpo mediante una correa a la región bajo-clavicular del tórax: a
mano izquierda por quien es derecho, a la derecha por quien es zurdo. Consiste
en dos platos metálicos ovales, largos cm. 17,5 y anchos cm. 13,5, puestos uno
encima del otro y unidos por un perno muy excéntrico; los platos se mueven como las valvas de una
ostra. Entre el dobladillo de la valva superior (1) y la de la valva inferior
(2) se extiende una membrana de goma (3): más larga dónde las valvas se
extienden más y más estrecha cerca del perón (4). Esta membrana impedirá al
agua de penetrar en el fuerte, desde el reductor de presión que lo dirige a la
presión de 3 Kg .
por cm. EI reductor de presión esta puesto a la embocadura de las bombonas, a
la altura de los lomos del submarinista. Quien utiliza el Explorer deberá de
hecho poner las bombonas con el fondo hacia la cabeza: no tendrá así la
molestia de golpear la cabeza contra las manoplas de abastecimiento y podrá,
maniobrarlas con más facilidades a la altura de los lomos.
La
aspiración continúa por el tubo arrugado de goma (6) cuya boquilla se encuentra
sobre el techo de la valva (1): este tubo está en directa comunicación con el
aparato bucal (7).
II
regulador, siendo un soplillo, se levanta y se baja según si está lleno de aire
o vacío. Así haciendo determina los movimientos de la palanca (8) que tiene una
función simple: lo de abrir o cerrar la válvula de entrada de aire (5) y lo de
abrir o cerrar la válvula de salida de aire (7ª) que se encuentra en la
boquilla y que está en directa comunicación con la salida a través de un tubo
arrugado de goma (9) que termina con una
válvula de no retorno (10) llamada también a pico de pato o barba de cabra.
Pero la
gran novedad del Explorer consiste en lo siguiente: contrariamente a cuánto
pudiera parecer, el submarinista respira aire directamente del reductor cuando
las valvas son reunidas; es decir, cuando, el regulador esta aplastado. Y, por
consiguiente, él expira cuando el soplillo está hinchado, es decir cuando las
valvas están separadas al máximo.
¿Cómo y
por qué ocurre todo esto? Explicamos
antes el mecanismo. Empezamos cuando las valvas están abiertas. En este momento
el soplillo está lleno de aire que ha sido expirada por el submarinista. Pero,
atención: se trata solamente de 200 cmc de aire puro, es decir aire que, aunque
siendo de expiración, todavía es pura porque ha quedado en la tráquea sin
llegar hasta los pulmones. De la tráquea después ha vuelto al regulador y lo ha
hinchado. Todo el resto del aire viciado, como veremos más adelante, ya ha
salido del tubo de expiración.
Volviendo
a la posición explicada, el soplillo está pues hinchado y la palanca (8), no solicitada,
bloquea la válvula (5) porque empujada hacia arriba por el muelle a espiral
(8ª). En este momento el submarinista está expirando a través de la boquilla.
Pero en cuanto tiene terminada su expiración necesitará inspirar aire, así
haciendo inhala el aire que se encuentra en el regulador, aire puro de la
tráquea, como hemos dicho.
Vamos a
ver que pasa cuando, en consecuencia de tragar aire, las valvas del regulador
se vuelven a cerrar, ayudadas en este caso por la presión externa del agua que
encuentra sobre la amplia superficie de la valva superior (1) (la única
prácticamente móvil) un amplio espacio sobre el que comprimir. La valva (1)
baja e irá pronto a tocar la rueda de plástico (8b) y por lo tanto hará bajar
la palanca (8): esta, girando sobre el fulcro (8c), se levantará en el tramo
corto más allá del fulcro. EI martillo (8d) que tiene bloqueada la válvula (5)
se levantará: se levantará: también la válvula porque empujada por la presión
del aire de 3 Kg .
por cmc. El aire entrará, irá directamente en el tubo arrugado y será respirada
directamente por el submarinista. La válvula (7ª) de abertura y cierre de la
salida de aire de la boquilla (7b) se habrá mientras tanto cerrada: la valva
(1), bajando, habrá alargado la camisa del tubo Bauden (7c) con respecto a su hilo: el hilo de
Bauden se desplacerá por lo tanto hacia adelante en el muelle de retorno (7e)
que podrá así tirar hacia si la válvula de descarga (7ª) bloqueando la salida
del aire.
Leyenda:
1 y 2 – Valva
3 – Membrana
4 – Pivote
5 – Válvula (entrada de aire)
6 – Tubo arrugado
7 – Aparado Boquilla
7ª - Válvula de descarga
7b – Boquilla
7c – Hilo, camisa tubo
Bauden
7d – Alojamiento de la
válvula
7e – Muelle de retorno
8 – Palanca
8ª – Muelle a espiral
8b – Ruedecilla de plástico
8c – Fulcro
8d – Martillo
8e – Bloqueo Bauden
9 – Tubo de salida
10
– Válvula a pico de pato
Los
tres elementos principales del Explorer Stndard: el regulador a valve, la
boquilla y la válvula de descarga (ver dibujo tabla A)
Ahora el
submarinista, después de haber inspirado los 200 cmc. de aire de la tráquea
procedente del regulador, respira aire directamente de las bombonas. ¿Cuándo
haya terminado su inspiración que ocurre? Empecerá a expirar. La válvula de
descarga (7ª) queda todavía cerrada porque no solicitada por el tubo Bauden. El
aire que él emite, aire puro de su tráquea, va a acabar en el soplillo del
regulador mientras lo hincha. Hinchándose el regulador, la valva (1), sale y
libera la palanca (8): el muelle (8ª) comprime sobre la palanca y obliga el
martillo (8d) a bajar. Así haciendo baja también la válvula (5) que cierra así
la entrada de aire. Al mismo tiempo, en levantarse, la palanca (8) libera el
hilo de acero de Bauden (7c) que se queda, retenido por la bolita (8e), fijo a
la palanca. La valva (1), que continúa a subir, reduce la camisa de Bauden (7c)
poniendo así en tracción el hilo de acero: consiguiendo que el Bauden tire
hacia si la válvula de descarga (7ª)
permitiendo así la expiración.
La
boquilla está ahora lista para la expiración: esto ocurre a través del tubo arrugado de salida (3) y la válvula
a pico de pato (10). II tubo de salida del aire tiene la particularidad, puesto
que siempre está lleno de aire (aunque viciado), de dirigirse siempre hacia
arriba: al momento de la expiración hará por lo tanto de camino y facilitará,
esta operación.
Alguna
comparación
Hemos
descrito el funcionamiento del Explorer. Hacemos ahora una confrontación
práctica entre los reguladores en uso y el Explorer.
1) Inspiración del aire.
Muchas
veces, según la posición que coge el submarinista en el agua y según la
profundidad, ocurre, con los otros reguladores, que el abastecimiento de aire
pueda ser más o meno intenso. Por lo tanto se podrá tener una fuerte erogación,
el que obligará el hombre a rechazar aire con la contracción de la glotis, o
una escasa erogación, por lo cual lo obligará a “ chupar”
aire. Este no ocurre en el Explorer: durante la fase de inspiración, las
valvas son planas, la presión del agua no influye en el abastecimiento y el
paso de aire del reductor a la boquilla ocurre normalmente y directamente según
el equilibrado que se ha dado sea al reductor sea a la válvula de aflujo.
2)
Expiración del aire.
Todavía
más que en la inspiración, en la expiración, los submarinistas habrán notado en
algunas posiciones, la fatiga que a veces tienen que hacer para librarse del
aire respirada. Como se ha explicado anteriormente el tubo y la válvula de
salida, siempre dirigidos hacia arriba, hacen de camino. Ocurre así que el aire
viciado venga casi aspirada fuera de los pulmones; pero sin violencia ya que la válvula a pico
de pato impide un excesivo tiro. La expiración además ofrece una notable
ventaja tipo batiscafo: todo aquel aire emitida puede ser utilizada, por ejemplo, para llenar pequeñas
boyas de goma (que alguien se habrá llevado consigo) para ayudar el transporte
hacia arriba de objetos pesados. Otro ejemplo: quien tuviera un traje de buzo a
intersticio de aire puede llenarlo, si fuera necesario, introduciendo el pico
de pato en una válvula de abertura que el traje fuera oportunamente abastecido.
Ha habido el caso de una recuperación de ánforas antiguas: las ánforas eran
pesadas. Pero, dándole la vuelta, y llenadas de aire con el tubo de salida, han
sido acompañadas hasta la superficie sin esfuerzo.
3) Recuperación.
Hasta
a hoy, la recuperación del aire en la mayor parte de otros auto-reguladores, es
lo contrario de lo que se desea: el aire a recuperar, siendo la última que se
ha quedado en los tubos, y también la mas viciado, porque ha salido por última
de los pulmones. Se crea así, a la larga, un fuerte depósito de anhídrido
carbónico en el organismo. Con el Explorer, como se ha visto, se tienen a
disposición 200 cmc. de aire expirada por primero, de aire contenida en la
tráquea y en el primero tramo de los bronquios. Aire puro al 99%.
4) Pulverización del agua marina.
En
los otros auto-reguladores la membrana y la válvula de descarga están juntas
uno al otro, al mismo nivel. Durante la inspiración se ejercita sobre la
válvula de descarga la membrana: sigue que un poco de agua pueda entrar por
capilaridad. Ocurre lo mismo cuando, en las evoluciones del submarinista, el
aire sale semi-cerrando las portezuelas de la válvula justo debajo su nivel: se
viene así a formar un “tubo Venturi” y entra un poco de agua. O bien cuando, en
algunas posiciones, una burbuja de aire atrapada entre las paredes de la
válvula y mantiene semicerrado un canto: en este caso, inspirando, se traga un
poco de agua pulverizada, en el circuito del aparato, será también conducido a
los pulmones dónde, por su concentración salina, producirá, a largo plazo,
dañinas irritaciones.
Un servo-pulmón
Resumimos
esta descripción. El regulador del Explorer es un pequeño pulmón que, a
diferencia de los otros reguladores, tiene el sistema de alimentación del aire
puro y de la eliminación del aire viciado muy lejos el uno del otro e independientes.
La presencia de aire puro de recuperación produce una real mayor autonomía. La
dulzura del abastecimiento de aire y la expulsión pone el submarinista en las
condiciones de respirar como si fuera a nivel del mar, fisiológicamente,
inconscientemente. Ésta es una enorme ventaja psicológica: efectivamente el
submarinista eliminará la preocupación, el complejo, de la respiración, y se
encontrara a su gusto. Tendrá la mente y la psique vacía para ocuparse
solamente de los problemas conexos a la inmersión: exploración, pesca,
recuperación, movimiento, defensa y, al momento requerido, la larga parada de
descompresión.
Major y Minor
Ahora dos
palabras sobre el Explorer Major y sobre el Explorer Minor. Se trata de dos
versiones del Explorer: como dice el nombre, una más grande más elaborada, la
otra más pequeña, más simple.
El
Explorer Major es destinado a quien querrá hacer largas inmersiones a grandes y
a medianas profundidades. Como ya se ha dicho, difiere por dos cosas: por el
volumen y por la presencia de cal soda en un doble fondo arreglado bajo el
techo de la valva (1). Es largo unos
treinta centímetros y ancho más de veinte. Contiene un litro y medio de aire
que puede ser toda usada para la recuperación, puesto que es depurada por la
cal soda. Según las necesidades del hombre el volumen de aire de recuperación
puede ser también regulada a mano con facilidad también en inmersión hasta
conseguir un circuito de aire directo, a ciclo total abierto. Para mayor
precisión es justo decir que el Explorer Major no es, como el Explorer, un
regulador a recuperación de aire obligatorio. Es en cambio un
regulador-suministrador en el cual la recuperación de aire esta a disposición
del submarinista por sus mayores o menores exigencias de autonomía. Si las
bombonas están cargadas de solo aire atmosférico habrá necesidad de la cal soda
solamente cuando el volumen de aire recobrado haga suponer una cierta presencia
de anhídrido carbónico en el aire de recobrar. Si las bombonas están cargadas
de aire enriquecida de oxígeno u otras mezclas especiales, siempre hará falta
la presencia de cal soda. En este caso la recuperación del Explorer Major será
cuatro veces superiores a la normal autonomía de las bombonas. Si las bombonas
están cargadas de oxígeno puro siempre hará falta la cal soda y, en tal caso,
el Explorer Major funcionará a ciclo total cerrado.
El
Explorer Minor tiene un regulador redondo del diámetro de una decena de
centímetros. En vez de ubicarlo entre la clavícula y la axila, como en sus
hermanos mayores, esta enganchado a la boquilla. Las funciones son las mismas:
siempre hay un segmento de tubo arrugado que sirve para la salida del aire. El
Explorer Minor es muy cómodo: puede ser usado pare rescates, cuando hay que
tirarse urgentemente en el agua, y hasta los principiantes y los chicos lo
pueden utilizar. No esta previsto pero hacer inmersiones superior a los 50 metros de profundidad.
Publicado en la revista Mondo
Sommerso.
Ottobre 1959
Vol. I nº 3
Traducido
por Piero Sorba
PROCESO AL EXPLORER
Muchos
lectores nos han escrito moviendo objeciones, avanzando dudas o, más
sencillamente, preguntando detalladas informaciones sobre las características
de funcionamiento de los autorreguladores a aire “Explorer” con el cual Alberto
Novelli, Ennio Falco y Cesare Olgyay, ha batido el pasado mes de agosto el
récord mundial de profundidad con regulador a aire. Hemos girado las cartas al
doctor Alberto Novelli, proyectista de los aparatos, el cual ha contestado a
las tres que resumen mejor los conceptos de todas las otras.
Cuatro
maneras de usar el “Major”
Sr.
director. En el número 2 de “Mundo Sumergido”
he leído la descripción detallada del flamante “Explorer Estándar” inventado por el médico Novelli y una
relación sobre los tipos parecidos “
Major” y “Menor”; a mí sobre todo
el que mas me interesa es el Major, por su convertibilidad en regulador a ciclo
cerrado con empleo de cal sodada y de oxígeno puro en sustitución del aire
atmosférica, aparato de empleo idóneo en caso de inmersiones prolongadas a
medias y a grandes profundidades.
Siendo en
este campo como una neófita, tengo que referirme a la experiencia de personas
más competentes en materia, como médicos o submarinistas con años de práctica
diaria: esas personas concuerdan en desaconsejar absolutamente el empleo de los
A.R.O. a profundidades superiores a los 20 metros , que
corresponden a las dos atmósferas de presión, donde el oxígeno se pone
doblemente peligroso para los pulmones y para los centros nerviosos, (hiperoxia
con todas las consecuencias muchas veces comentadas).
Ahora, en
la descripción del “Explorer Major”
publicada en el número 2 de “Mundo Sumergido” se comenta que, cargando
este aparato con mezcla de aire a oxígeno y suministrándolo con cartucho de cal
sodada, la autonomía se cuadruplicaría; cargándolo luego con sólo oxígeno puro
y entonces transformándolo prácticamente de ARA en A.R.O., la autonomía debería
aumentar ulteriormente. Además, el submarinista, respirando oxígeno puro, ya no
debería estar sometido a fenómenos de embolia, característicos inconvenientes
de la respiración de aire atmosférica.
Queda
pero un problema: Con el empleo del “Explorer Major” cuál A.R.O., ¿en el caso
de una inmersión, pongamos de breve duración, a una profundidad superior a los 20 metros , se presentan
igualmente los hechos provocados por hiperoxia, o bien sus características de
construcción le permiten eliminar este inconveniente muy temido? ¿En sustancia,
podría un individuo normal soportar sin daño las consecuencias de una
inspiración de oxígeno puro suministradas a la presión constante de tres
atmósferas a una profundidad, por ejemplo, de 50 metros y por una hora
seguida? ¿Y la presión de suministro es constante a cualquiera cuota o bien
está en proporción directa con la profundidad? ¿En este último caso, podría el submarinista
soportar un aumento progresivo de la presión del oxígeno en los alvéolos
pulmonares y en la circulación de la sangre?
Otra
pregunta quería dirigir a Novelli: ¿Los varios equipos hasta ahora construidos
por el están ya en comercio? ¿En tal caso cuánto cuestan, que empresa los
construye, y a quién se puede uno dirigir para
ulteriores precisiones? ¿Y para eventuales solicitudes de compra?
Dino Zecchini
Víale Romolo Gessi, 14
Trieste
Contestación:
Desafortunadamente,
desde un cierto tiempo a esta parte me se atribuye la paternidad de cosas que
nunca he soñado con decir. El “Explorer Major” es un “suministrador
pulmón” qué tiene la característica de
recobrar un volumen “ajustable” de aire
de expiración. Por tal motivo se realiza una autonomía de inmersión varias
veces superior a aquéllos, que a igualdad de bombonas, nos viene permitida con
los suministradores comunes.
Puesto
que el volumen de aire que el “Explorer Major”
nos permite recobrar es ajustable de cero hasta un máximo que es par al
volumen de las más grandes ventilaciones pulmonares, viene de si que ello puede
ser usado:
1.- A ciclo abierto total
como un común regulador.
2.- A
ciclo semicerrado, (esta permitido también el empleo de aire normal): conviene
llenar de cal sodada el adecuado doble-fondo; el volumen a recuperar tiene que
ser pequeño más o menos un tercero de la ventilación.
3.- A
ciclo semi-abierto: se recupera en tal caso un volumen correspondiente a los
dos tercios de la ventilación; el aire deberá ser muy oxigenada, y es obligatoria
la presencia de cal sodada.
4.- A
ciclo totalmente cerrado: en las condiciones de que al n. 2 y particularmente
al n.3, es permitido por un tiempo muy breve (por ejemplo, de no asustar un pez
con el descargue del aire en el momento en que se acerca; o por objetivos bélicos) evitar la subida de
burbujas en superficie. Si por lo contrario las bombonas de suministración para
este aparato fueran cargadas con oxígeno puro, ello debería ser considerado
como un aparato normal a ciclo cerrado, pero es obvio que haría falta respetar
todas aquellas reglas que la respiración de oxígeno puro comporta.
Los
“Explorer” serán construidos y puestos a la venta por Pirelli, S.A. y creo que
en los primeros meses del próximo año estarán disponibles en todas las ciudades
que tengan una sucursal de Pirelli, dónde naturalmente se podrán tener todas
las informaciones relativas a sus características y a su funcionamiento.
Porque
se puede ir más en profundidad.
Sr.
Director.
Desde
muchos años nos dedicamos al deporte subacuático con particular interés por los
variados problemas fisiológicos derivados por la inmersión con A.R.A. Pues nos
ha despertado viva admiración el reciente récord de Falco, Novelli y Olgyay y
siendo lectores de su interesante revista no pudimos no interesarnos
calurosamente en los dos artículos publicados sobre el número de octubre,
respectivamente a pág. 11 y 14.
A nuestro
parecer, pero, estos artículos contienen algunas inexactitudes que nos empujan
a escribirle: lejos de cualquier espíritu de polémica, pero solamente deseosos
de aclarar las cosas.
En primer
lugar no nos parece exacto atribuir, como hemos leído en muchas revistas,
incluido “Mundo Sumergido” pág. 11 (“el
aparato que ha permitido”) el mayor mérito de la excepcional empresa a las
calidades técnicas del Explorer; a nuestro modesto parecer éste debería ser
investigado en cambio en el excepcional valor de los protagonistas y en su
particular, prolongado entrenamiento a parecidas inmersiones.
Es
conocido en efecto que dos son los límites fisiológicos que el “submarinistas”
encuentra en su inmersión: uno hacia los 50-60 metros de profundidad
llamada “la borrachera por la profundidad”, debida, según algunas últimas
suposiciones e investigaciones hechas, al formarse del compuesto N2O (o
protóxido de nitrógeno) gas con propiedades analgésicas, usado también en
anestesia. El segundo límite, más grave, aparece hacia los 80 metros , con el aumento
de la presión parcial del oxígeno, qué alcanza el valor de 1,8 atmósferas,
donde empieza a averiguarse los bien conocidos fenómenos de hiperoxia.
Para
remediar a estos peligros y por lo tanto para mayores inmersiones han sido
experimentadas mezclas respiratorias, basadas todas en reducir el porcentaje
del volumen de oxígeno, para así no alcanzar el peligroso valor de 1.8
atm. de presión parcial de oxígeno
(ver inmersión Ing. Zettstremm).
Ahora, de
la clara exposición hecha por “Mundo Sumergido”
relativo el Explorer, resulta evidente que el aparato funciona a aire
puro, es decir de composición constante del 21% aproximadamente de oxígeno y
del 79% de nitrógeno, como en los comunes reguladores a circuito abierto; y por lo tanto el único punto realmente a
favor del Explorer estaría en una mayor autonomía, alcanzable a través del
ingenioso sistema de recuperación de los 200 cc. de aire puro.
Por tanto
no vemos como puede haber influido el Explorer en la profundidad alcanzada de 130 metros , puesto que
también este suministra aire puro, y que, por cuanto mencionado anteriormente,
el porcentaje de oxígeno contenido en el aire llega a ser peligroso más allá de
una cierta profundidad. A nuestro parecer, pues, la excepcionalidad de la
empresa debe ser atribuida exclusivamente a los tres preparados atletas. Y lo
repetimos para evitar incautas afirmaciones, como las leídas en una revista
semanal, en la cual se dijo que con “El Explorer”, cada uno de nosotros podría
llegar felizmente íntegro más allá de los 100 m . de profundidad, sin padecer aquellos
inevitables daños debido a las inmersiones a gran profundidad.”
Un otro punto
impreciso nos parece haberlo encontrado a pág. 42, donde se habla de
“inspiración” del aire.
Se
comenta al tal punto que la “presión del agua no influye en el abastecimiento,
etcétera “: evidentemente eso no es verdadero y en efecto es claro visto el
esquema del’ “Explorer”, que el aire de inspiración, pasando bajo las valvas,
estando incluso cerrada, pero evidentemente siempre conteniendo incluso una
mínima cantidad de aire a la misma presión hidrostática de la cuota de
inmersión, se balancea a la misma presión externa; es obvio en efecto que un ARA tiene que
suministrar aire a la misma presión ejercida por el agua alrededor; tiene pues
que existir una cámara
de balance de las presiones exteriores e internas, que en los comunes
reguladores se encuentra bajo la membrana y
en el Explorer dentro de las valvas.
Con el
deseo de leer en Su revista, a la que, mientras tanto, siempre deseamos una mayor difusión, una breve nota técnica al
respecto y, si es posible, una descripción exhaustiva del “Explorer Major”.
Aprovechamos para saludarla atentamente.
Enríco Biraghi - G. Della Pascua
Píazza Donegani, 8
Milán
Contestación
Noto que
sois críticos preparados y provistos de buen sentido de deducción. Tenéis razón
en considerar que Falco, Olgyay y yo estamos muy entrenados y condicionados a
las inmersiones; aparece que tenéis
prisa en afirmar que nosotros tres, con cualquiera otro aparato, habríamos
podido alcanzar la misma profundidad. En esto no estoy de acuerdo, y me ponéis
en una posición incomoda:
1.- Porque sufro de demasiados escrúpulos y ni quiero ni
es absolutamente mi intención animar los submarinistas a hacer inmersiones a
profundidades más altas de las que han hecho hasta ahora; estaría contento en
saber que sus inmersiones, con los “Explorer”, fueran más agradables y más
sanas.
2.-
Porque me ponéis en las condiciones de tener que hablar yo mismo bien sobre mis
aparatos.
He dicho
“prisa de concluir” en cuanto quizás no
habéis meditado que otros submarinistas, ciertamente entrenados y en
condiciones como nosotros, han alcanzado, con reguladores a aire y en
condiciones análogas, profundidades muy inferiores a la nuestra; y qué,
dolorosamente, algún submarinista notoriamente bueno ha muerto en la tentativa
de alcanzar profundidades siempre inferiores a las establecidas por nosotros.
Además si
hubiera sido una sola persona en alcanzar los 130 metros con regulador
automático a aire, también hubiera podido tratarse de un loco atrevido con una
preparación física excepcional; pero
somos tres, estamos físicamente bien, sanos y absolutamente normales, y os
aseguro la cabeza la tenemos bien colocada, por mucha pasión que tengamos en
este deporte.
Sería
demasiado largo hablar de los varios motivos por que la respiración subacuática
con él “Explorer” ha mejorado tanto
respecto los demás aparatos, y de permitir, a buenos submarinistas, desplazarse
fácilmente de 20-30 metros
la profundidad habitual de sus inmersiones.
Si tenéis
ocasión de venir a Nápoles, seré feliz de teneros como huéspedes: tendréis así
el modo de probar el “ Explorer” ….e
intercambiar opiniones.
Respecto
al otro punto, en que lamentáis la poca precisión de un artículo que ha querido
ser mas divulgativo que rigurosamente técnico, considero que quien lo ha
escrito ha querido, en último análisis, decir que la respiración con estos
aparatos es constantemente buena, incluso cambiando la profundidad y por lo
tanto la presión.
En todo
caso el reductor y los suministradores vienen calibrados por un caudal en
superficie de unos 3 Kg .;
pero están construidos de tal manera que su presión de suministros aumenta
automáticamente proporcionalmente al aumentar de la profundidad, asegurando así
siempre el necesario volumen-minuto.
Publicado en la revista Mondo Sommerso. Enero 1960 Proceso al Explorer.
Págs. 23 y 24. Traducción de Piero Sorba
CARTAS AL DIRECTOR
Continúa
el proceso al Explorer de Novelli
Distinguido
director,
En el
número pasado de “Mundo Sumergido.” bajo el título - PROCESO AL EXPLORER – han
sido publicadas algunas cartas enviadas por lectores para pedir aclaraciones o
subrayar unas dudas acerca de las efectivas posibilidades de empleo del aparado
ideado por el Dr. Novelli. Entre ellas de particular relieve la de Biraghi y
Della Pasqua los cuales, atreves una cerrada y al cuanto graciosa exposición
técnico-científica denunciaron algunas incongruencias bastantes graves,
contenidas en las declaraciones hechas por el Dr. Novelli. A tal escrito este
último (el Dr. Novelli) ha proporcionado una respuesta indudablemente demasiado
evasiva y para nada satisfactoria, quizás más apta para un “Tebeo de los
pequeños” qué no para los lectores de
“Mundo Sumergido.”
Si vuelvo
sobre el argumento no es por espíritu de polémica, que sería perfectamente
inútil en cuánto está demasiado claro que donde el proceso al Explorer tendría
que estar cerrado con la estéril autodefensa de Novelli no podría que
concluirse con una moción de condena, sino porque es absolutamente necesario
hacer luz sobre la cuestión.
Resumimos
los hechos. Está fuera de duda que el día el 29 de agosto de 1959 los
“submarinistas” Olgiaj y Falco, y
presumiblemente también el Dr. Novelli, alcanzan la cuota de inmersión de 131 metros , valiéndose
de un aparato a aire: el Explorer Estándar. Tiempo de inmersión, declarado por
los interesados, es de tres a cuatro minutos: luego remontada rápida hasta a
treinta metros y parada de descompresión
de una hora y treinta minutos. A los tres “submarinistas” no se detecta ningún
daño, más bien se declaran listos a repetir la prueba. Se trata de una empresa
que asombra. Hasta aquel momento nadie creyó que se pudiera alcanzar una tal
profundidad sin recurrir a las mezclas respiratorias. Sin embargo no se trata
de un caso aislado, pero de una acción ejecutada en equipo. El Sr. Marcante
diría “Resultan subvertidas las leyes de la fisiología!” (y será entonces por
tu frase, querido Duilio, que el mundo subacuático empezará a reflexionar, con
calma).
No está
todavía claro como los tres campeones hayan podido conseguir el excepcional
resultado: si en virtud de sus posibilidades físicas, notoriamente superiores a
las medias, o bien gracias a las especiales características del aparato usado
que es de nueva construcción, pero finalmente el Dr. Novelli explica, con
particular minuciosidad los detalles de como funciona.
Tal aparato,
aparte de ser un ingenioso sistema que permite una recuperación parcial del
aire espirado, y por lo tanto un apreciable aumento de autonomía, no resulta
presentar otras particulares características respecto a un común ARA, es decir,
si está cargado a aire, proporciona aire a la misma presión de la profundidad a
la que se encuentra el submarinista.
Sería por
lo tanto para todos claro que los tres atletas habrían podido conseguir el
mismo resultado con cualquiera ARA, y el asunto podría concluir con un renovado
aplauso a sus excepcionales preparaciones atléticas, si el Dr. Novelli no
declarara que el mérito es debido todo a su nuevo aparato: y no sólo, si no
añadiera además que cualquier buen submarinista puede aumentar por lo menos de
mas de 30 metros
su profundidad de inmersión usando un Explorer Estándar.
Estas
declaraciones, por la autoridad de la fuente de información, suscitan hipótesis
sugestivas. ¿De veras la ciencia médica hasta ahora se ha equivocado y nuestras
cogniciones de fisiología se han de repasar?
¿De veras
podríamos bajar sin ser Falco, Olgiaj o Novelli, a 100 metros con segura
tranquilidad y sin correr riesgos?
A este
punto intervienen Biraghi y Della Pasqua, médico en química el primero e
ingeniero el segundo, los cuales, aparte de ser estimados submarinistas están
asociados en importantes estudios de fisiología subacuática, para denunciar
cuánto sigue:
1º - El
Explorer no modifica la composición de la mezcla respiratoria en relación a la
profundidad y por lo tanto no disminuye la presión parcial del oxigeno. Por lo cual el umbral de toxicidad
de este gas no resulta alejado.
2º - En
el aparato no se detecta ninguna aplicación particular para desminuir la
presión parcial del nitrógeno cuando esta alcanza los
límites después los cuales este gas procura el estado hilarante conocido bajo
el nombre de borrachera de las profundidades.
3º - No
existe, y no puede haber, algún dispositivo particular para disminuir la
acumulación de nitrógeno disuelto en el organismo y por lo tanto reducir las etapas
de descompresión, o incluso hasta
eliminar a alguna.
4º - Las
declaraciones del Dr. Novelli por lo tanto deben de retenerse destituidas de
cualquier fundamento científico, salvo que él no pueda añadir ulteriores
elementos de valoración.
En su
respuesta, tal como he señalado al comienzo, Novelli no ha aportado ningún
elemento nuevo útil por el juicio, y éste es lógico y comprensible, pero en
cambio ha insistido en sus declaraciones, y esto es intolerable. Cada uno tiene
el derecho en decir lo que quiere y de escribirlo también en la prensa
(revistas) técnica, como “Mundo
Sumergido.” Pero no las personas como Novelli, que con su autoridad pueden
también convencer, con las consecuencias que son más bien imaginables.
Pues,
mientras que ningún buen submarinista ha intentado o probado a experimentar la
posibilidad de aumentar de 30
metros la profundidad de sus inmersiones, hago recurso
al sentido de responsabilidad moral de Olgiaj, Falco y Novelli para que por fin
digan la verdad sobre como y porque han podido alcanzar los 131 metros . No por quién
lo ha ya intuido, sino para los candidatos a la muerte de Explorer.
Y eso no
desprecia para nada el valor deportivo de aquella magnífica aventura.
Alberto
Mungo. Milán.
Me parece
evidente la necesidad de girar su largo escrito al Doctor Alberto Novelli el
que se ha apresurado en escribirle una larga contestación. Aquí la tiene:
Distinguido
Dr. Mungo.
Sea
agradecido a” Mundo Sumergido y a la
grande amistad que me ata al director de la revista si contesto a su escrito,
el cual, para mi, no merecería contestación. A continuación lo que pienso:
Es un
escrito grosero porque es de tono venenoso e irritante: un escrito en mala fe
porque sustenta mentiras: un escrito en que traslucen unas reservas mentales
que miran a un segundo fin: ¿cuáles?
Espero no
se trata de cálculos u intereses pero sólo del querer saber prepotentemente,
con violencia psicológica, cosas que mis amigos y yo no hemos todavía creído
oportunos de comunicar, por seriedad y prudencia, por falta de tiempo y de
modalidades conveniente. Es más, el suyo, es un escrito sagaz, escrito con
superficialidad y no demuestra mucha competencia en materia.
Vamos al
grano del contenido de su escrito, buscaré lo más posible, de seguir el orden
de sus párrafos.
Antepongo
en seguida que, después del récord de inmersión con ARA, los varios
periodistas, que han hablado de los hechos, se han expresado de diferentes
maneras, presentando y pintando la realidad de los hechos, según su forma de
ver y pensar, según su interpretación y competencia en materia. Esto, creo, es
un fenómeno de dominio público y que ya he hecho notar en más de una ocasión.
Es más,
algunos periodistas, por el simple hecho de haber entrevistado mis amigos y a
mí, han presentado artículos como si fuéramos nosotros a hablar. En todo caso,
no me resulta que, en las varias revistas y periódicos, se hayan mencionados, sobre tal argumento,
cosas muy lejanas de la realidad y tan menos graves y peligrosas.
A su
tiempo “Mondo Sumergido” me rogó de
contestar a algunas cartas de lectores que pidieron aclaraciones sobre el
Explorer, se me solicitó también ser conciso, obviamente por exigencias
editoriales. Fue mi cortesía contestar e hice lo mejor para ser claro en poco
espacio.
Antepuesto
eso, Usted habla de “ Tebeos de los
pequeños “, le hago notar que Mundo Sumergido”
es una revista que siempre he
estudiado y he formada mi cultura sobre los tratados en materia y creo que así
hacen todas las personas serias y prudentes, considerando las revistas, incluso
aunque sean especializadas, lugar dónde sacar las noticias de crónica o
argumentos de carácter divulgador sin la pretensión que ellas sean minuciosas u
exhaustivas.
¿Habla
luego, de estéril autodefensa, pero de que hechos u cosa debería defenderme, de
gracia?
Después
de haber reconducido la real crónica del desarrollo del récord, Usted cita la
frase de Duilio Marcante: - “Resultan
subvertidas las leyes de la fisiología” a lo cual hace seguir un comentario
sarcástico: ahora las leyes de la fisiología nunca se pueden subvertir, pero
las nociones, hasta entonces aceptadas, sobre las leyes de la fisiología de las
inmersiones se han, por la verdad un poco subvertido, ¿no le parece?
La
agradezco reconocerme de haber explicado con minuciosidad de detalles como
funciona el Explorer; pero dudo que Usted lo tenga bien entendido, de otro modo
habría podido encontrar, en eso, las respuestas a los problemas que le agobian.
En efecto
añade, que tal aparato, aparte la recuperación parcial, non presenta otras
características que se diferencia de un común ARA, por lo tanto, ¡no ha
entendido nada! Así que, según usted,
todos los reguladores por el hecho común
de ser alimentados con aire, serían iguales.
Aparece
claro, dice usted, que Falco, Olgiaj y yo habríamos podido conseguir el mismo
resultado con cualquiera ARA. ¡No! Ya he
contestado a Biraghi y Della Pasqua en tal sentido. (Léase otra vez el “Tebeo
de los pequeños”) ahora me expresaré con un parábola: Admitimos que un conocido
conductor de potentes automóviles de carrera quisiera competir al volante de un
utilitario: ¿puede tener esperanza de éxito? evidentemente no; paragonamos el caso inverso, pongamos por
ejemplo un normal conductor de utilitario a la guía de una máquina potente: él
correrá más rápido que sobre una
utilitario, pero no podrá vencer ciertamente una competición. Éste es un poco
nuestro caso, distinguido médico: hombres bien preparados y entrenados, que
tienen mucha confianza con el agua y con las inmersiones, disponiendo de un
aparato con particulares características técnicas, y que han podido realizar
aquel récord.
Más
adelante Usted afirma que yo he declarado, que el mérito del récord es todo del
nuevo aparato: es una mentira! ¡Nunca! Me diga dónde. Añade además que yo dije
que hasta cualquiera buen submarinista puede aumentar de al menos 30 metros su profundidad
de inmersión: es una imprecisión suya en mala fe. ¿Por la verdad yo he dicho, y
confirmo, (pero Usted sabe leer el “Tebeo de los pequeños?), qué un buen submarinista puede desplazar
fácilmente su cuota habitual de inmersión de 20 o 30 metros: y obviamente he
dicho 20 o 30 queriendo considerar las diversas condiciones físicas y sobre
todo de lo sistema-neuro-psíquico de los varios submarinistas.
Para ser
más claro: si un submarinista, por su sentido cenestésico, (conciencia de estar
bien-falta de malestar), se para a cuota X, porque más abajo notaria que se
sentiría mal, con el Explorer su sentido cenestésico lo pararía a X + 20 o 30 metros .
Pregunta
si las nociones de fisiología, en el campo, serian todas de repasar: yo no me
pronuncio, juzgue Usted. También pregunta: De veras podremos bajar... por lo
menos a 100 metros
con total seguridad?...: ¿también esto lo habría afirmado yo? ¡ah! pero quizás
Usted quería referirse a los 20 o a 30 metros de mas antes mencionados, ahora, pero
Usted dice “podríamos”, entonces Usted
también! Por lo cual: 100-20 o 30 hacen 80 o 70: a este punto dígame con mucha
sinceridad, Dr. Mungo, ¿Usted con los otros reguladores ha bajado nunca a 70 o
a 80 metros ?
Si es así, venga a visitarme, déme la posibilidad de controlar su soltura a 70
o a 80 metros
bajo el agua y yo, en tal caso, asumiéndome toda responsabilidad, le acompañaré
a 100 metros .
Dice que
el Dr. Biraghi y el Ingeniero Della Pasqua, que están asociados en importantes
estudios de fisiología subacuática, (mis sinceras felicidades de éxito),
denuncian 4 párrafos: EI contenido del primero es verdadero para el “Explorer
Estándar” y “Minor” pero no es verdadero
para el “Mayor”. El segundo dice cosas exactas y también el tercero, pero quién
ha sustentado estos hechos. En todo caso, le diré, que podría haber algo que
discutir sobre tal argumento; por todo
los tres, en todo caso, vale que la impostación del problema es equivocada y,
por tal motivo, el parágrafo 4, que es una conclusión de los tres precedentes,
resulta arbitrario.
Para
acabar y volviendo a los últimos párrafos de Su escrito le digo: testigo la Marina italiana, testigo la RAI-TV , testigos muchísimas
personas respetables, se ha realizadas, en Italia, un récord de profundidad con
ARA. EI récord se ha desarrollado con un control severo y con sistemas de
medida de objetividad absoluto. Las bombonas cargadas de aire bajo el control y
con compresores de la Marina
italiana. EI récord ha sido realizado por tres personas, las mismas han salido
bien y sanas. Han sido utilizados nuevos tipos de ARA italianos. Con otros
reguladores, en uso ya desde décadas, nunca se alcanzó tales profundidades si
no siendo cadáveres. El récord anterior de 100 metros ,
(Antemilla-España), (sic) (1) fue considerado el límite máximo permitido con
ARA: nosotros lo hemos conseguido con 31 metros mas;
para proporcionarnos en último análisis, un montón de problemas y
rompecabezas, vernos denegado el derecho de sustentar unos hechos, para ser
casi insultados, ultrajados, para oír
que tenemos el deber de dar explicaciones: ¿a quién a Usted que nos las
pregunta con mucha gracia?
Comenta
Usted que debemos que decir la verdad. Usted dice, no para quién la “ha
intuida.” lo no me atrevo en pensar que esta frase pueda ser una insinuación:
¿quién la habría intuido? ¿Y cuál sería esta verdad diferente a la que nosotros
siempre hemos sustentado? El deporte subacuático es desaforadamente lleno de
fanáticos, megalómanos que sustentan grandes tonterías sin moderación a daño de
lo que hay de auténtico de serio y de bonito. No nos hemos abierto paso en este
campo con sacrificios, superando obstáculos de envidias, cálculos y maldades, y
nunca hemos exagerado ni de una coma nuestros méritos, más bien haciendo
siempre que hablen los hechos más que las charlas.
Cuando lo
creeremos oportuno y tendremos modo de hacerlo bien, daremos explicaciones más
amplias sobre los porqués del récord, si Usted quiere esperar, si no...
De hecho
entregué a la
Sociedad Pirelli un folleto que explicó detalladamente el
Explorer y su funcionalidad, y en ello traté de aclarar los fenómenos de la
inmersión con el Explorer” y las
diferencias sustanciales del aparato, desaforadamente pero, todo ello ha sido reducido
a poca cosa quizás por la necesidad de ser siempre breves.
Usted
acaba su escrito con “... candidatos a la muerte de Explorer “: a quien quiere
dar miedo, Dr. Mungo? Tengo los hombros, gracias a Dios, bastante robustos y me
río de cartas pendencieras como la suya. Del resto nunca he animado a nadie a
exagerar, más bien lo contrario, porque conociendo muy bien los peligros de las
inmersiones, encomiendo siempre las reglas de la máxima prudencia; si después algún fanático va a comportarse de
modo atrevido, arriesgando la vida sin sentido no veo que culpa podré tener de
ello yo y tan menos el Explorer –
Alberto
Novelli- Nápoles
Nota.
(1)¿Antemilla? Suponemos que se
refiere a Eduardo Admetlla.
Publicado en la revista Mondo Sommerso. Enero 1960. Vol. II nº 1.
Processo all Explorer. Pág. 23 y 24. Traducción de Piero Sorba