RECUERDOS PERSONALES.
Por Alfredo Tejerina Balboa.
También quizás caben los recuerdos. Realicé el XIII Curso de buceo el año
1967, durante 1968 frecuenté poco el club, pero al año siguiente empecé a
asistir casi diariamente al local de la calle Provenza. Era Jorge Masana
Cervera, Presidente.
Me fui integrando, y hable con Masana para hacerme cargo de la
biblioteca. Quería ayudar. Fui nombrado inmediatamente jefe de la biblioteca.
El anterior bibliotecario creo recordar que era el Sr. Javier Anabitarte Arrue,
el cual me entregó unos ejemplares del Reglamento de la biblioteca. También
recogí unos letreros que decían: Los libros tienen que estar en la biblioteca
del club, no en tu casa...
Supongo que la frase estaba dedicada para los que no devolvían las publicaciones.
Por su parte Masana, me indicó diversos socios que tenían libros no
devueltos, por ejemplo la Enciclopedia General del Mar. Bajo la dirección
de José Maria Martínez-Hidalgo y Terán. Capitán de Corbeta, R.N.A. Ediciones
Garriga, S.A. 1957.
Nos faltaba el tomo V, por lo que ni corto ni perezoso, fui a buscar el
libro. Aún está en la biblioteca.
También Masana me comentó que hablara con el Sr. Isidro Sistaré para ver
los libros que había en el local social de la calle Provenza y que eran del
CRIS.
Contacté con el Sr. Sistaré, me condujo hasta un pequeño armario que
había, y me iba diciendo: este es del CRIS, este de la pesca, este es del CRIS,
este de la pesca….
Me entregó los nuestros y los deposité en mi casa, en espera de
acontecimientos. Creo que por aquellas fechas también Federico Malagelada confeccionó unas listas
con libros que eran del CRIS.
Un socio se vendió la colección encuadernada de la revista Mondo
Sommerso, encuadernada de 1959
a 1969, se adquirió rápidamente y como no había donde
ubicarla, la deposité en casa, junto con los libros mencionados.
Tengamos en cuenta que cuando hicimos el traslado a Pelayo, 32 no se llevaron en principio los libros pues
no había tampoco ningún mueble donde
poder guardarlos.
Más adelante, una tarde, Masana me indicó que entrara en la habitación
(con los ojos cerrados) que teníamos destinada para biblioteca, situada entre
la entrada y el bar, y al abrirlos, pude ver un magnifico armario para archivar
los libros. Fue entonces, cuando empecé poco a poco llevar todo el material de mi casa al club.
Fue una agradable sorpresa.
Posteriormente, se fueron publicando en el boletín social, las listas de
los libros, confeccionando un catálogo con los libros de nuestra biblioteca. En
bastantes boletines hay anotaciones sobre las adquisiciones de libros. Sobre
1979 editamos el que por ahora es el único catálogo de que dispone el club. Ya
empieza a ser hora de renovarlo.
Disponemos de la primera circular que se envío a los socios, comentando
las ventajas que reportaba el céntrico local de la calle Pelayo, 32.
No puedo
pasar por alto al amigo Alberto Laspuertas Sigalés,(q.e.p.d.) con el que
realicé inmersiones en aguas de Palamós, para ir cogiendo “soltura” en el
buceo, ni tampoco se me borrará de la mente una frase que me dijo. Tenía toda
la razón del mundo. Creo que por aquellas fechas yo era bastante introvertido y
no acabé de relacionarme con los socios, para el tema de las salidas. Otra cosa
es el trabajo en la secretaria del club. Me acuerdo que José Bohé Tinturé (q.e.p.d.)
me comentó que al principio de conocerme no se atrevía a pedirme nada por que
me consideraba muy serio.